Buenos Aires (DA).- El guardametas Azulgrana se encuentra en el pico máximo de indecisión, cuando “la caprichosa” se le acerca al arco, desde que debutó en la primera división del fútbol argentino, según un estudio divulgado hoy por un grupo de profesionales de la consultora The Glorious Management & Marketing Group Consulting.
La investigación midió las veces que, ante posibles situaciones de peligro para su valla, el portero se quedó clavado debajo de los tres palos esperando “no sé qué cosa”, especifica el estudio.
El último hecho ocurrió el jueves próximo pasado en la previa al penal cobrado en favor del club Universitario de Perú a instancias del segundo partido disputado por el grupo 8 de la Copa Santander Libertadores. Pudo apreciarse, más allá de la lentitud del defensor Santo que comete el penal (un experto en este tipo de infracciones), la falta de reacción, reflejos y criterio del arquero del club de Boedo.
Los pasos a seguir son: por un lado, evaluar las razones que llevan al deportista a no desprenderse rápidamente del balón una vez que este le llega a las manos (tesis anterior indica que se debería a la atracción que experimenta por su aparición -o figuretismo- en la “caja boba”); y por otro, aplicar un medicamento (el betabloqueante genérico propranolol), que en un experimento previo debilitó significativamente los recuerdos temerosos de arañas en un grupo de voluntarios saludables que consumieron la medicina, previo a la ejecución de un penal en su contra, “para ver si de una puta vez el bolsa de papas agarra uno”, según Gonzalo Quito, Talent Retainer de The Glorious Management & Marketing Group Consulting.
La investigación midió las veces que, ante posibles situaciones de peligro para su valla, el portero se quedó clavado debajo de los tres palos esperando “no sé qué cosa”, especifica el estudio.
El último hecho ocurrió el jueves próximo pasado en la previa al penal cobrado en favor del club Universitario de Perú a instancias del segundo partido disputado por el grupo 8 de la Copa Santander Libertadores. Pudo apreciarse, más allá de la lentitud del defensor Santo que comete el penal (un experto en este tipo de infracciones), la falta de reacción, reflejos y criterio del arquero del club de Boedo.
Los pasos a seguir son: por un lado, evaluar las razones que llevan al deportista a no desprenderse rápidamente del balón una vez que este le llega a las manos (tesis anterior indica que se debería a la atracción que experimenta por su aparición -o figuretismo- en la “caja boba”); y por otro, aplicar un medicamento (el betabloqueante genérico propranolol), que en un experimento previo debilitó significativamente los recuerdos temerosos de arañas en un grupo de voluntarios saludables que consumieron la medicina, previo a la ejecución de un penal en su contra, “para ver si de una puta vez el bolsa de papas agarra uno”, según Gonzalo Quito, Talent Retainer de The Glorious Management & Marketing Group Consulting.