Nuevos métodos para evitar lo inevitable

Por CrOsTI (crosti@dislateazulgrana.com)

La Dirigencia Azulgrana, firmes en sus convicciones de tapar el sol con un muñón, está recurriendo a nuevos ardides para evitar que el Gordo Bolsa de Papas, sea alcanzado por el repudio de los hinchas, esa especie tan cruel que no olvida ni perdona.

Ya es vox-populi que el pasado viernes demoraron la apertura de los accesos al estadio hasta tanto el “fulbipibe” frustrado se encontrara en el arco más alejado a la popular local.

Entonados con el éxito del operativo, estas son las medidas planeadas para los futuros partidos.


Frente a Colón de Santa Fe: Operativo “¡La catarata está lista, Patrón!”

Consiste en un accionar de sabotaje, donde un grupo comando, con la dirección estratégica de Rafita Gavino, se introduce, en las sombras de la noche, en las casas aledañas al estadio Brigadier López para abrir las canillas, con el objetivo de volver a inundar la cancha, logrando que se suspenda, mínimamente, el partido de reserva.


Frente a Arsenal: Operativo “Haciendo San Lorenzo”

Favor con favor se paga. Nos debían una desde el triangular Pedro Viagrillo, y es hora de cobrarla. Con la estelar participación de miembros de la Guardia Urbana, aspirantes a la nueva policía metropolitana, ñoquis de la legislatura porteña, jóvenes brillantes y exitosos con sabor a frutilla partidarios del PRO, se formará una barrera humana, de 5 metros de alto, que hará imposible ver algún sector de la cancha durante el partido de reserva. Una vez finalizado el mismo, todo el personal ocioso (todo, básicamente) se dedicará a multar a todos los autos de los estacionamientos del Bidegain y a repartir estampitas del “Fino” Palacios.


Frente a Gimnasia, Operativo “A brillar, mi amor”

Como ya el presupuesto destinado a boludeces, a esta altura, estaría dilapidado, los mega-operativos serán dejados de lado. Utilizando un poquito de neuronas, se decidió, en el momento en que el golero ocupe el arco más cercano a la tribuna cuerva, tirarle unos mangos al encargado de mantenimiento de la cancha de los triperos para que realice tareas de soldadura por arco en la zona de los alambrados, dejando parcialmente ciegos a aquellos iracundos hinchas que desafíen el dañino resplandor.

Para las fechas subsiguientes, el hincha promedio, ya se habrá olvidado de los motivos por los cuales era puteado, y pasará a ser aplaudido, cumpliendo el famoso círculo de reciclaje que… ya lo conocemos de memoria.