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miércoles, 23 de marzo de 2011

El Número de La Bestia


Por CrOsTI (crosti@dislateazulgrana.com)

El panorama no puede ser más claro. A pesar de eso, todos los involucrados y quienes deben informarnos, se hacen olímpicamente los boludos.

El hecho concreto, inequívoco, es que murió una persona.

Uno de nosotros.

Un socio de nuestro club.

Un padre.

Un esposo.

Un hijo.

En definitiva, un ser humano, aunque la forma que se produjo su deceso nos lleve, irremediablemente, a pensar en un animal sacrificado.

En los medios de prensa masivos lo único que se discute en estos momentos es si el público visitante debe seguir concurriendo a los estadios. Nadie, o muy pocos, hacen hincapié en que la muerte se produjo en un acceso donde no había tumultos, grescas, ni pedradas. Donde no tenía relevancia si era público visitante, o no.

Al igual que en aquella oportunidad en que un pibe ilusionado con el regreso de una banda de rock (Viejas Locas) fuera asesinado, Ramón Aramayo corrió su misma suerte.

Ninguno de los dos era barrabrava.

Ninguno de los dos era un delincuente.

Los dos tenían sus tickets de ingreso.

A los dos les tocó, por desgracia, toparse con el nuevo número de la bestia… el 44, el de la comisaría “encargada de brindar seguridad” en espectáculos públicos en la zona de Liniers.

El cinismo del vocero policial, habla de un espectador que se negó a prestarse a la requisa en un puesto de cacheo, caminó 50 metros, y se descompuso. La contundencia de los testimonios gráficos habla de 5 energúmenos aplastando contra el piso a un tipo reducido y boca abajo.

El Ministro del Interior habla de un partido con antecedentes violentos y determina, desde su soberbia, que se debe jugar sin público.

Las autoridades de Vélez, aplicando el Manual de Estilo de “La Familia Velezana”, que impulsara el impresentable ex-barra devenido, primero en presidente y ahora en afligido Opinador (“se me fue de las manos…”), siguen fogoneando el tema de jugar sin hinchas visitantes, responsabilizando siempre a los demás, sin admitir que viven al borde de la tragedia en forma permanente gracias a las constantes provocaciones al resto de los clubes, en ese afán tan imbécil de querer ser algo que no son.

Las autoridades del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, que NO cuidan a sus socios y simpatizantes, dejándolos desamparados en cada partido y obligándolos a bancarse todo tipo de trato vejatorio por parte de la Policía (tanto de local, como de visitante), de las dirigencias de otros clubes, del Subsef o Coprosede y de la AFA.

Hoy llegamos a un punto que no tiene vuelta atrás.

Se puede entender (no justificar) que la violencia que vivimos diariamente sea cada vez mayor y más preocupante en gran parte de la población. Lo inadmisible es que una institución destinada a velar por la seguridad de la población sea quien genera los hechos de violencia e inseguridad.

La policía no genera confianza. Genera miedo, rechazo, desconfianza e intranquilidad.

Es hora de cambiar.

La dirigencia de San Lorenzo debe exigir a la Ministro de Seguridad que la Policía se abstenga de ser la encargargada de la seguridad en los eventos en los que participe el Club.

Independientemente que la autopsia a Ramón diga que murió atragantado por un chicle, que ya salió muerto de su casa o que lo atropelló el tren; todos sabemos lo que pasó. Todos sabemos QUE fue lo que terminó con su vida. Y todos sabemos el nombre genérico del asesino.

Si permitimos que ellos sigan “velando por nuestra seguridad”, seremos cómplices de los asesinos de nuestra gente.

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